Realismo mágico. Una etapa muy fructífera

Mis nuevas series siempre son una continuación de lo anteriormente creado. Nada surge de la nada, todo viene de algo ya realizado, ya meditado y esbozado. Este proceso de creación es lo que intento explicar en ese vídeo:

Había imágenes que se repetían en mi mente y en mi corazón, no en vano, fue cuando ya empezaron a salir los cuadros automáticamente solos, cuando empecé a desarrollar la serie ‘Verjas’, porque anteriormente ya había realizado obras –de espantapájaros y demás- que se acercaban a esta temática, fue cuando fui más consciente de esta nueva época. Pero, ¿de dónde surge la inspiración?

Lo anterior era simplemente intuición, y a partir de darme cuenta de su existencia, del hilo conductor de todas ellas, surgió más obra. Corrían los inicios de la década de los ochenta y fue cuando me encontré con Jorge Oteiza y acuñó el nombre de ‘realismo mágico’ a dichos trabajos.

Yo casi ni conocía el amplio universo del realismo mágico o realismo fantástico, en el que el máximo exponente de las artes fue el escritor colombiano García Márquez, ya que siempre he tomado intuitivamente lo que necesitaba para construir mis obras. De todos modos, cuando Oteiza me citó ‘el realismo mágico’ enseguida lo entendí, puesto que era, además, una realidad mágica que me servía para evadirme de mi vida, una realidad mágica que transcendía lo que estaba viviendo en el momento.

Después del realismo mágico me pasé a los Teatros, que forman parte de su evolución. De hecho, fue una época que se puede resumir en distintas temáticas: ‘verjas’, ‘Teatros’, ‘Ruinas’, ‘Laberintos’… Diferentes series que luego se mezclan entre sí, ya que hay unos símbolos que la mayoría de las veces están presentes:

Aunque sea la temática que fuere, en mis obras siempre están la realidad, la geometría, la naturaleza, la unión de lo orgánico con lo inorgánico… Ahora, cuando lo observo en la distancia, me doy cuenta de que no sabía concretamente lo que hacía, aunque todo era muy medido, había un camino consciente que recorrer: sin darme cuenta me pasé a las ruinas abandonadas de nuestra tierra.

Fue después de la primera gran exposición de Tolosa, en concreto, en 1998, cuando Joxemartin Apalategi realiza un análisis antropológico de mi obra. En el siguiente vídeo doy cuenta de ello:

Yo misma me extraño actualmente de ver toda esa trayectoria realizada, me llama mucho la atención, porque veo que es un trabajo para mí y mi trayectoria ‘importante’, el haberlo hecho, porque, además, es una pintura atemporal. Es una obra que, a mi modo de entender, te hace entrar, al tener la perspectiva, te hace entrar dentro, tú formas parte de ello.

Por tanto, en 2008 podemos dar por culminada la época del realismo mágico, con una nueva fase artística que arranqué con una serie de composiciones que partía de fragmentos de fotografías que tomaba; aquí comencé a trabajar ‘Lo que es arriba es abajo’. Una nueva etapa que deja atrás una de las épocas más fructífera de mi vida.